Cooperativa Obrera Ltda. de Consumo y Vivienda
- AR–CObre-ISAAR
- Collectivité
- 31/10/1920 - actualidad
En respuesta a un nuevo aumento del precio del pan por parte de los industriales panaderos de Bahía Blanca, el 1º de agosto de 1920 un grupo vecinos de Bahía Blanca formó la “Comisión de estudios pro-fundación de la Cooperativa Molinera, Panadera y Anexos”. Muchos de ellos eran trabajadores de los talleres del Ferrocarril Bahía Blanca Noroeste. Los trabajadores Juan Apella y Victor Maronna fueron los impulsores de estos primeros intentos de organización.
De un comité de propaganda presidido por Maronna a principios de octubre de ese mismo año, más de cincuenta personas cotizaron el peso de cuota de ingreso que los convertía en asociados fundadores de la cooperativa. Este comité llamó a una Asamblea Constitutiva, que ser realizaría el domingo 31 de octubre de 1920 en el local del Centro Israelita.
El 31 de octubre quedó entonces constituida la cooperativa, que tendría la finalidad de adquirir trigo, molerlo, panificarlo, elaborar sus derivados y hacer consumir sus productos a los asociados, sin fines de lucro. El 21 de noviembre de 1920 fue bautizada con el nombre de “Sociedad Cooperativa Obrera Limitada (Molinera, Panadera y Anexos)” (CO).
Después de debatir sobre la posibilidad de alquilar o comprar una panadería en funcionamiento, el 14 de agosto de 1921 se resolvió producir el pan en un edificio construido especialmente y apto para su ampliación. El edificio, con su correspondiente horno se terminó de construir a mediados de marzo de 1922; luego de instalar una amasadora y sobadora SIAM, la cooperativa estaba en condiciones de iniciar la producción de pan.
El 1° de mayo de 1922 la panificadora construida por la Cooperativa Obrera producía sus primeros kilos de pan, demostrando que se podían vender a 23 centavos, por debajo del precio al que se podía encontrar en otras panaderías de la ciudad. Así fue que la cooperativa comenzó con su función de reguladora de precios o empresa testigo en el mercado bahiense.
Desde ese momento, tres jardineras (con el tiempo se sumarían varias más y su tránsito sería una escena cotidiana en la ciudad de Bahía Blanca) recorrerían a diario la ciudad, distribuyendo el pan en los hogares de los asociados. Luego de extender su recorrido hasta Puerto Galván y Aldea Romana, al año siguiente se instrumentó el servicio en Ingeniero White como forma de conseguir más asociados en esa localidad y en Villa Rosas. Las jardineras dejaron de circular por Bahía Blanca en agosto de 1965; paulatinamente fueron reemplazadas al abrirse veinte “eslabones”, pequeños despachos de pan diseminados por la ciudad y atendidos mediante un sistema de concesión a asociados seleccionados.
A partir de las gestiones del diputado provincial Agustín de Arrieta, la Cooperativa Obrera obtuvo su personería jurídica por decreto del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires de fecha 7 de marzo de 1923.
La cooperativa fue objeto de campañas de difamación –la más recordada fue una publicación anónima titulada “El Viejo Vizcacha”, que refería a supuestos desfalcos de la entidad, al aprovisionamiento inadecuado, la explotación de los trabajadores y una desfavorable situación financiera–. La Cooperativa Obrera Limitada enfrentó estas campañas creando su propio órgano de prensa y también con la elaboración de un boletín oficial, llamado “La Cooperación” (lanzado en marzo de 1923), que buscaba poner a los asociados en relación directa con el Directorio y con el rumbo de la organización, difundiendo simultáneamente la doctrina cooperativa –un antecedente de lo que hoy es su revista mensual “Familia Cooperativa”–. En la revista también aparecieron propuestas de los asociados con respecto a emprendimientos en los que debía incursionar la cooperativa, tales como la venta de leña y de sal o la compra de un molino harinero (propuestas postergadas hasta que se fortaleciera la situación financiera).
Con la sanción de la Ley Nacional N° 11.380 de 1926, el cooperativismo se benefició con el sistema de créditos especiales del Banco de la Nación Argentina y del Banco Hipotecario, así como con la exención de los impuestos nacionales de papel sellado y timbrado (para gastos de constitución, reconocimiento, registro y funcionamiento) y de las contribuciones sobre el valor de los edificios e instalaciones y de patentes.
En el marco del “Régimen Legal de las Sociedades Cooperativas” la Cooperativa Obrera se inscribió en el registro nacional de sociedades cooperativas -registro que actualmente es responsabilidad del INAES- el 13 de septiembre de 1929, con la matrícula N° 14871 .
En su segundo quinquenio (1925-1930), la Cooperativa logró estabilizarse. El paso más trascendente de esta etapa –que marcaría el destino de la Cooperativa Obrera– fue la extensión de las actividades a los ramos de venta de artículos de consumo, diversificación que la llevaría a ajustarse a la forma estandarizada del cooperativismo de consumo.
En la asamblea del 23 de septiembre de 1928 se reformaron los estatutos para posibilitar la creación de un sistema de caja de ahorros –estrategia financiera que había permitido un sustantivo crecimiento de la cooperativa El Hogar Obrero–; de allí en más, la Caja de Ahorros de Asociados se constituiría en uno de los pilares del financiamiento de “La Obrera”. Reunido el capital necesario, la cooperativa adquirió tres terrenos para la instalación de un almacén.
El 1° de mayo de 1932 se inauguró la sección almacén que rápidamente se amplió para convertirse en la actividad más importante de la cooperativa. Para fines de la década del treinta, una vez conseguida una posición financiera sólida, la Cooperativa Obrera inició su estrategia de expansión en Bahía Blanca. En 1937 anexó a la Cooperativa de Consumidores de Ingeniero White, que se eclipsaba con el estancamiento económico de la localidad portuaria, inaugurando así su Sucursal N° 1 en la ciudad sur del partido.
En octubre de 1942 se instaló un moderno horno de dos cámaras de cocción continua, habilitando simultáneamente nuevos locales para fideería y elaboración de masas y repostería.
La etapa de expansión se consolidó con el alquiler del Almacén Inglés, el más importante de los almacenes privados, ubicado en pleno centro de la ciudad de Bahía Blanca. Este local pasó llamarse la “Casa Central” y quedó inaugurado oficialmente el 24 de setiembre de 1949.
Los años cincuenta fueron una etapa difícil para la Cooperativa Obrera. La inflación, la nueva legislación laboral, la aparición del mercado negro frente a los problemas de escasez y la decisión gubernamental de suprimir la exención del impuesto a las ventas que beneficiaba a las entidades cooperativas complicó considerablemente su situación.
La situación adversa fue superada cuando en 1955 la Cooperativa Obrera incorporó a la Cooperativa Ferroviaria. Esta anexión le permitió aumentar su volumen de ventas, disminuir el peso de los gastos generales e incrementar su patrimonio.
A mediados de los años 60, tras el envío de delegaciones encargadas de estudiar el sistema de autoservicio implementado por El Hogar Obrero, la Cooperativa Obrera optó por introducir tal modalidad en Bahía Blanca. El cambio más importante en esta década fue la transformación de la “Casa Central” en el primer supermercado con autoservicio del sur argentino. Fue inaugurado el 31 de octubre de 1965, al cumplirse 45 años de la fundación de la cooperativa.
A partir de ese momento, la cooperativa fue introduciendo progresivamente el sistema de autoservicio en las sucursales de Ingeniero White, Barrio Almafuerte, Villa Mitre y Noroeste.
En el año 1968 se incorporaron la Cooperativa Eléctrica Bahiense y la de Consumo y Vivienda Limitada entre el personal de Metalúrgica Bahía Blanca, fortaleciéndose tanto el patrimonio económico como el padrón societario.
En los primeros años de la década del setenta se elaboró un “Plan de Desarrollo” que, en una primera etapa, involucró la remodelación de la Casa Central y convirtió el resto de las sucursales al sistema de autoservicio, mejorando su infraestructura. En la segunda fase del plan, se concretó con la instalación de modernos supermercados de gran superficie, ubicados en lugares estratégicos de la ciudad y en localidades vecinas.
La situación económica del país estaba signada por la inestabilidad y por agudos picos de inflación. A la fijación de precios, desabastecimiento y caída del poder adquisitivo de los consumidores, se sumó una ofensiva anticooperativista iniciada por el gobierno constitucional a fines del año 1975 y profundizada por la dictadura cívico militar desde 1976, que eliminó la mayor parte de las exenciones impositivas con que el movimiento contaba desde hacía más de cincuenta años
Durante la década del ochenta la cooperativa continuó aumentando su número de sucursales a nivel regional incursionó en un nuevo sistemas de ventas al establecer un supermercado mayorista para abastecer tanto a los pequeños comerciantes y como a los consumidores finales.
Durante el proceso hiperinflacionario de fines de los ochenta, mientras que los canales habituales de comercialización estaban virtualmente rotos, la Cooperativa Obrera garantizó el normal abastecimiento de Bahía Blanca y toda su zona de influencia.
Superado el traumático proceso hiperinflacionario de fines de los ochenta, la cooperativa ingresaba en una década donde el mundo ya no era el mismo.
A fines de la década del 90, la Cooperativa Obrera debió hacer frente a la competencia de dos cadenas internacionales que se instalaron en Bahía Blanca.
A partir del año 2000 la Cooperativa Obrera inició un proceso de expansión fuera de Bahía Blanca que continúa en la actualidad.
[Tomado de los textos de Mario Raccanello especificados en el área de control]